LOS OLIVARES (70) Toma de declaración

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Aquella fría mañana, el vehículo conducido por Damián se detuvo frente a los juzgados. De él se bajaron el marqués de Salazar y su abogado, que con premura se dirigieron hacia la entrada.

—Ya sabes, Damián, no te alejes mucho por si acaso —ordenó don Alfonso—. Verás, no tengo ni idea de cuánto puede durar esto. Igual la diligencia nos lleva unos minutos que, a lo mejor, tardamos varias horas. A ver si podemos regresar por la tarde a casa y así me quedo más tranquilo. Bueno, tú permanece por aquí, por si las moscas.

—No se preocupe, su ilustrísima. Quédese tranquilo, que yo estaré cerca, esperando a que usted salga por esa puerta.

Minutos después…

—Buenos días, señores. Me presentaré. Soy el juez encargado de su caso: Luis Cebrián. Y este es mi secretario, Alejandro Jiménez, el cual le va a tomar declaración. Siéntense, por favor.

—Buenos días y muchas gracias, señoría —contestó de forma muy educada el aristócrata.

Una vez que los intervinientes se acomodaron…

—Vamos a ver. En primer lugar, quiero dejar clara una cosa. Como usted comprenderá, don Alfonso, para mí no resulta agradable interrogar a un noble de España, de esos cuya historia se remonta a la antigua nobleza castellana y a todo el proceso de Reconquista, pero, ha de entender que las reglas son las reglas y que hay que velar por la aplicación de la ley.

—Por supuesto, señoría.

—Bien. La legislación aprobada por el Estado hace unos meses me obliga a combatir a todo sospechoso de haber militado en las filas comunistas y también en los grupos secretos masónicos. Como se recoge específicamente en la exposición de motivos de la nueva ley, se trata de dos cánceres que han perjudicado a la nación. Por ello, las autoridades, creo que, con buen criterio, han decidido aniquilar desde la raíz esos males. Dicho esto y sabiendo que usted, debido a su categoría, será una persona muy ocupada, iré al grano. A continuación, mi secretario le va a mostrar una foto y quiero que me comente lo que usted ve en ella.

El rostro del marqués se descompuso y denotó una gran sorpresa al verse retratado en aquella imagen, justo aquella que se había usado para chantajear a Carlos de Salazar no hacía mucho en su propio despacho en Badajoz. Los ojos de don Alfonso permanecían desorbitados pues ya se había olvidado por completo de aquella escena y de la identidad de sus participantes.

—Mientras que trata de hacer memoria —comentó en voz baja el secretario—iremos confirmando algunos datos… Entonces, su nombre completo es…

—Alfonso de Salazar y Agudo.

—Nació usted en 1880, por lo que tiene en la actualidad…

—Sesenta años, aunque cada vez más cerca de los sesenta y uno.

—Su domicilio actual se ubica en la finca de «Los olivares» en la provincia de Badajoz. Consta que su estado civil es el de viudo desde 1912 y que tiene dos hijos, Carlos y Alicia de Salazar.

—Sí. Todo eso es correcto.

—De acuerdo. Retomemos la cuestión de la foto.

—Señor secretario, tome usted nota literal de lo que declare el imputado acerca de esa imagen —expresó con rotundidad el magistrado.

—Sí, señoría.

—Pues la verdad es que —acertó a expresar el noble con titubeos—, esta foto debe ser muy antigua porque yo ya me había olvidado por completo de la misma.

—¿Conoce usted la fecha en la que se hizo?

—Con exactitud, no. Debió ser a mediados de los años veinte.

—Y ¿dónde fue tirada?

—En la ciudad de Sevilla.

—Bien. Y… ¿se reconoce?

—Pues sí, no puedo negarlo. Soy este de aquí, el que está situado a la izquierda.

—Jiménez, tome nota de que el imputado se reconoce en la foto.

—Sí, señor. Entonces, don Alfonso —continuó el secretario—, ¿admite usted que esta imagen se corresponde con una reunión masónica celebrada en la ciudad de Sevilla como hace unos quince años, aunque en fecha indeterminada?

—Sí.

—Así pues, admite usted que pertenece a la logia masónica de Sevilla.

—Pertenecía, señor secretario.

—Entonces, ¿ya no pertenece? ¿Quiere aclarar ese extremo, por favor?

—Con la venia, señor juez —intervino el abogado—, mi cliente aporta un documento firmado en el que consta su baja definitiva como masón. Por tanto y considerando que este documento está fechado en 1935, podemos concluir en que el señor marqués abandonó la pertenencia a esa organización hace casi seis años.

…continuará…

2 comentarios en «LOS OLIVARES (70) Toma de declaración»

  1. Maravilha, o Marquês poderá estar livre da condenação, por haver alguns anos que não pertence mais à Maçonaria. Mas continuarei aguardando os próximos capítulos.

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Jue Jun 1 , 2023
—Bien, acerque usted ese documento al secretario para que conste, señor abogado. Veamos, don Alfonso, ¿observa cómo la mitad de los personajes que aparecen en la referida foto tienen puestas unas cruces sobre sus rostros? —Sí, señoría. —Debo entender que quien hizo la foto o quien la conservaba iba tachando […]

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