ESQUIZOFRENIA (79) Espejo de otras vidas

Algo más tarde…

—Bueno, compañeros —dijo Ildefonso dirigiéndose a Sergio e Isabel—. Tengo una pequeña cafetera en el despacho que quizá nos venga de maravilla tras esta potente experiencia. Os invito a un café y si os apetece, comentaremos lo sucedido. Creo que merecerá pena.

—Yo me apunto, jefe y creo que mi amiga también.

—Por supuesto, Sergio —respondió la mujer—. Estoy de acuerdo.

Una vez acomodados los tres en el interior de la habitación en torno a una mesa de trabajo y con la mágica bebida entre sus manos…

—No sabes cuánto me alegro de que te hayas acercado por aquí a colaborar en este complicado caso —comentó el psicólogo—. Con sinceridad, creo que hemos dado un buen paso adelante en la recuperación de nuestro paciente. Ya intuía yo que todo esto podía salir bien y como siempre, tu participación ha resultado decisiva.

—Yo sí que me alegro de haberme acercado a «Los Girasoles». En fin, ya hemos trabajado antes con casos similares al de Martín y pienso que hemos acertado en el diagnóstico. También opino que hemos avanzado con el chico y que, a partir de ahora, las cosas resultarán más fáciles.

—Pues pese a mi asombro —intervino el psiquiatra—, hoy puedo afirmar que me iré a casa con una nueva lección aprendida. Tiene usted mucha razón, señora. Hay que abrirse a lo que sea, con tal de que mejore lo presente. Es curioso que, cuando no me resta mucho para jubilarme, haya surgido esta oportunidad de afrontar un caso difícil desde otra perspectiva, lo cual siempre es interesante considerando lo que se puede aprender de esta experiencia. Lo admito, aún estoy impresionado, Isabel.

—Nunca es tarde, doctor. Lo confirmo: no es bueno mirar hacia otro lado cuando hablamos de aprender algo diferente.

—Desde luego. Oye, Sergio, ¿por qué no me habías hablado antes de tu amiga enfermera? Quizá habríamos ganado algo de tiempo con nuestro paciente.

—Pues sí, algo de razón tienes ahora que lo has mencionado. Quise esperar algo más para estar más seguro de mi criterio. Desde el principio, siendo sincero, empecé a sospechar que los males de nuestro Martín se salían del patrón típico que se observa en otro tipo de enfermos. A través de las conversaciones que manteníamos, por todos los datos que él aportaba y por sus reacciones a mis preguntas, comencé a pensar que tal vez necesitaríamos de otro abordaje terapéutico digamos que no convencional. Su extraña «racionalidad» me convenció finalmente. Había una concatenación de causas y efectos que pronto llamaron mi atención. Ya sabía cómo trabajaba Isabel en estas situaciones, conocía que se había jubilado recientemente y que contaba con más tiempo para ofrecernos su ayuda y eso fue lo que sucedió. Sin embargo, no quise precipitarme y por eso demoré un poco mi llamada para que colaborase con nosotros.

—Pues es realmente increíble, amigos. Qué agradable sorpresa y en particular, qué placer me produce el que tomases esa decisión y que usted, Isabel, acudiese rauda a la voz de alarma emitida desde aquí por Sergio. Al principio, cuando él me lo propuso, me mostré un tanto escéptico. Después de verificar su actuación, mis esquemas han cambiado. Si hubiese más problemas con Martín, cuento con su ayuda para aclarar nuestra incertidumbre. Y lo mismo le digo si nos envían a otro paciente problemático sobre el que tengamos dudas de cómo abordarle.

—Desde luego, director. Jamás me negaría a socorrer a alguien que precisase de mi ayuda en este campo de actuación. Para mí, negarme a apoyar al prójimo resultaría un contrasentido e iría contra mis valores. Estoy a vuestra disposición y ya sabéis que cuento con horas suficientes como para afrontar otros casos complicados. Es bueno colaborar con vosotros por la excelente labor que estáis haciendo con esa gente que tanto precisa de vuestro apoyo.

—Antes de que se vaya —añadió Ildefonso dirigiendo su mirada a la mujer—, me gustaría que me hiciese un pequeño resumen de la situación. Así lo retendré en mi memoria y lo tendré en cuenta de cara a tomar las próximas decisiones en el tratamiento de este chico. Me encantará escucharla, Isabel.

—Sin problemas, doctor. Veamos, cuando Rafael me aporta datos acerca de alguien no solo queda en mí el recuerdo descriptivo de sus palabras. Lo que se graba en mi mente son una serie de impresiones asociadas a unas emociones y a unas imágenes vinculadas. Todo ese fenómeno me facilita mucho la comprensión del problema del paciente. Es como sentir su historia desde una óptica que viaja más allá del lenguaje verbal y de un discurso explicativo. Por tanto, no solo capto los mensajes de los individuos, sino que, de alguna manera, me hago testigo de sus experiencias.

—Dios mío, eso es fenomenal —anunció con entusiasmo Ildefonso—. Ahora tengo más interés por oírla que hace un minuto. Es usted una caja de sorpresas, señora. Y tú también presta atención, Sergio, que cuatro orejas recogen más información que dos.

—Sin duda, jefe. Escuchemos.

—Pensadlo bien, amigos. El caso de Martín tampoco es un caso aislado. ¿Os imagináis la de personas que, como él, estarán viviendo experiencias difíciles y sometidas a las duras pruebas de la existencia? ¿Habéis considerado las dolorosas experiencias que traemos del ayer? El mal aún predomina sobre la faz de este planeta, un lugar donde todavía prevalece la maldad sobre la bondad. Por eso venimos al presente, entre otras cosas, a rescatar multitud de actuaciones indecentes de nuestro ayer. No encuentro una mejor descripción para explicar la coyuntura de Martín y la de otros tantos como él. Esto no significa que todos nosotros hayamos cometido brutalidades sobre alguien en el pasado, solo sirve como punto de referencia para explicar situaciones tan lamentables como la de nuestro joven paciente.

—Todo eso dando por cierta la hipótesis de que la reencarnación exista, Isabel —expuso el director de Los Girasoles—; todo lo que aquí se ha visto gira en torno a la idea de que existen las vidas pasadas y que un mismo espíritu habita en diferentes cuerpos y fases a lo largo de su historia.

…continuará…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entrada siguiente

ESQUIZOFRENIA (80) Camino de redención

Sáb Nov 2 , 2024
—Sin la creencia en esa hipótesis, tal y como usted afirma, nada de esto hallaría una explicación racional, Ildefonso. La evolución de los seres no puede depender de una sola existencia; sería tan breve el espacio de tiempo para entender nuestra complejidad… Este país tuvo que soportar un conflicto armado […]

Puede que te guste