ESQUIZOFRENIA (74) La venganza más cruel

Tras beber la mujer un poco de agua, Isabel continuó con aquel apasionante relato.

—Todos los preparativos de la boda entre Nicasio y Carmen quedaron en suspenso en aquel trágico verano. En las próximas semanas, el hombre fue llamado a filas por parte de la República y es destinado a una zona del frente cercana a Córdoba. Tuvo «suerte». Las operaciones militares realizadas en aquel campo de batalla resultaron mínimas. No hubo grandes enfrentamientos ni tampoco fuertes combates, solo escaramuzas en comparación a otras tierras de la península ibérica. Y el tiempo fue transcurriendo. Una semana, el soldado Nicasio disfruta de un breve permiso donde al reencontrarse con su amada, refuerza su amor por Carmen y la pareja acuerda proseguir con sus propósitos de casamiento y de reabrir la tienda para cuando el fatal conflicto finalice. Incluso realizan apuestas sobre el número de hijos y el tamaño de la familia que desean crear. Sin embargo y en su avance hacia Madrid, la ciudad cae en poder de las tropas sublevadas en el mes de septiembre de 1936. La localidad toledana es víctima de la represión por parte de sus nuevos ocupantes y los sueños de Nicasio y Carmen pasan a difuminarse con la nueva situación política. Todo es incertidumbre y se convierte en nebulosa hasta que se aclare el resultado final de la guerra. Ni él puede desertar para dirigirse a Talavera porque puede ser fusilado, ni ella tiene posibilidades de moverse a Córdoba para no poner en grave riesgo su vida. Y pasan casi tres años más hasta que acaba la guerra. Antes de eso, un tal Pedro, ahora bajo el nombre de Martín Sanblás, se va abriendo camino en la estructura de poder de un partido político llamado Falange Española y que apoya claramente al bando sublevado de los militares. Este joven va adquiriendo más y más influencia en su partido, lo que refuerza su posición social en Talavera de la Reina, una vez que las tropas nacionales se hacen con el poder en la ciudad. Perdidamente enamorado de Carmen desde su adolescencia y una vez que Nicasio se aleja del lugar debido a su destino en el frente, empieza a mover sus hilos para ganarse el amor de ella. La chica, al principio, no quiere saber nada de su nuevo pretendiente, pues solo piensa en el regreso de su novio y en la finalización del conflicto para casarse con él. Y he aquí que nuestro Martín comienza a maniobrar a favor de su interés afectivo valiéndose de su dominante posición en la localidad. Hace ahora algo más de cincuenta años que él elabora una estrategia para vencer la resistencia de la muchacha a sus pretensiones. Con sus influencias, falsifica un documento con sello republicano que muestra a la chica, donde se informa que el soldado Nicasio Fernández ha fallecido en un acto de combate producido en el frente cercano a Córdoba. Se trata de un certificado fraudulento, de un amaño que Pedro ha obtenido a través de uno de sus contactos con la clara intención de que Carmen se vaya olvidando poco a poco de sus proyectos con ese hombre con el que estaba destinada a casarse y a formar una familia. Ella no trata de investigar lo sucedido, sino que le da total credibilidad al documento que recibe en casa de sus padres. Es una trágica noticia que la sumen en el llanto y la desesperación al tiempo que la obligan a renunciar a su proyecto vital más íntimo. Una vez que acaba la guerra en 1939 aún conserva una mínima esperanza de que todo se haya debido a un error y en secreto, espera la vuelta de Nicasio al pueblo. Ella desconoce que su novio está vivo y que, terminado el conflicto, él permanece ingresado durante unos meses en la cárcel de Ciudad Real debido a su filiación republicana, que ha sido el bando perdedor en la contienda. Mientras que Carmen Arias sigue ajena a esta situación, Pedro, dado su poder más creciente va tejiendo una serie de hilos para volcar toda la coyuntura a su favor. Es así como, movido por la malicia que habitaba en su alma y por su interés por poseer a la mujer, que al fin elabora un terrible plan para librarse para siempre del joven sastre que, como antiguo soldado de la República, permanece provisionalmente entre rejas. Reúne una sustanciosa cantidad de dinero y compra así la voluntad de unos compañeros de la Falange para realizar el trabajo más sucio. Al no poder demostrarse ningún vínculo político de Nicasio con partidos izquierdistas o sindicatos, este queda en libertad a principios de 1940. Sin embargo y acorde a los planes de Pedro, negros nubarrones se ciernen sobre la cabeza del antiguo novio de Carmen Arias, al que ella cree muerto. Pasados unos minutos paseando por las calles de Ciudad Real, a la espera de poder desplazarse hacia su Talavera natal, es abordado por varios hombres que, ante su asombro, se identifican como policías y que a punta de pistola lo introducen en un vehículo de color negro. Nicasio, conocedor del ambiente de represión que existía en aquella época, no opone resistencia y empieza a temerse lo peor. Al parecer, el verdadero peligro no estaba en vivir en la prisión sino en su indefensión una vez que se siente libre. Desesperado, comienza a contarle a aquellos hombres que él no posee ninguna conexión política y que fue reclutado por la República de forma obligatoria y destinado al frente del sur. Insiste en que su detención es un error, que se han equivocado de persona y que él es inocente de cualquier cargo que se le impute. Sin embargo, aunque los secuestradores saben de las circunstancias inofensivas de Nicasio, tienen otras órdenes al respecto del joven al que han obligado a subir al vehículo. Pasan unos minutos de conducción por la carretera y una vez que se sitúan en una zona despoblada del campo, el coche se detiene, Nicasio es llevado a la cuneta y allí, tras indicarle que se arrodillara, le descerrajan un tiro en la nuca. Transcurridos unos días, su cadáver aparece entre la vegetación y semienterrado al ser hallado por un pastor que se encontraba por allí con sus ovejas y que no denuncia los hechos para no sufrir «inconvenientes». El miedo del momento todo lo tapa y cierra la boca a cualquier posible testigo de crímenes abominables. Nicasio solo recordará sus últimas palabras antes de su brutal ejecución: «soy inocente, os lo juro, vais a hacer algo completamente injusto, que yo solo soy un sastre…». Tras recibir el disparo, cae fulminado al suelo y en aquel oscuro día de enero, dominado por la neblina y la atmósfera gélida, se oye la voz del ejecutor: «lo siento chico, pero son órdenes de arriba».

Isabel abrió sus ojos y dio un largo suspiro, como dando a entender a los presentes que ya había acabado con su estremecedor relato, con esa trágica historia de celos y pasiones tan típica entre los seres humanos y que se ve exaltada cuando se producen vientos de guerra.

Martín, escuchando la narración pormenorizada que salía de la boca de Isabel, no pudo evitar que las lágrimas bañasen su rostro. Nicasio, aunque medio adormecido, parecía entender los detalles de aquella historia que tanto había marcado su destino y de la que había sido la principal víctima.

…continuará…

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Jue Oct 17 , 2024
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