EL PSICÓLOGO DEL MÁS ALLÁ (65) Un día inspirado

2

—Excelente. Te felicito, Alonso —expuso el psicólogo mientras que apretaba sus puños en clara señal de satisfacción—. Hasta tú mismo intuiste lo que había que hacer con esos pensamientos invasores que hasta hace nada te paralizaban. En verdad, tampoco te estaba pidiendo una labor imposible. Hay algo muy positivo en todo esto: estás aprendiendo a autoobservarte, es decir, a filtrar y a controlar todo lo que discurre por esa pantalla que es tu mente. Si no eres consciente de esa miscelánea, serás un ser dirigido, tendente a la confusión y a la parálisis ante el más mínimo problema. En cambio, si ejerces un control selectivo sobre tus pensamientos, estarás en disposición de elegir, de apartar los que te resulten inconvenientes y quedarte con los provechosos para ti, en otras palabras, estarás tomando las mejores decisiones.

—Ahora que lo pienso, aguanté ese minuto tan peligroso donde te asaltan las dudas, donde la ansiedad hace un esfuerzo por dominarte. Esa fue la clave. Una vez que superé esa breve etapa y empecé a hablar… todo pareció mucho más fácil, como más natural. Y en ese momento, el miedo se volatilizó y todo resultó sencillo e incluso espectacular. De veras, David, no tenía esa expectativa tan positiva sobre mi actuación. Eso es lo esencial, que cuando quiero con todas mis fuerzas, puedo vencer cualquier desafío. Hice algunas preguntas y ellos me respondieron, la seguridad penetró en mi interior y experimenté una sensación de aplomo como nunca había tenido.

—Comparto ese sentimiento de entusiasmo, Alonso. Me estás trayendo a la memoria muchas sensaciones parecidas que tuve cuando trabajaba con mis pacientes.

—Pues sí. Me sentí un igual a los demás, no alguien diferente que sufre por considerarse un sujeto excluido, raro. Esa percepción de inferioridad, ese hábito permanente de quedarme en el coche como si hubiese hecho algo malo, desapareció. Es curioso, pero sentirme como uno de ellos, me proporcionó un placer inigualable.

—Claro. Lo que no era natural era sentirte en una posición de inferioridad. Es posible que no seas mejor que nadie, pero en ningún caso, estás por debajo de los demás. No podemos caminar por la vida mirando a los otros por encima del otro, pero tampoco podemos permitir que nos pisoteen, porque el coste emocional a pagar es tremendo.

—Es de sentido común. Al alejarme de mis propios complejos, fue como si se encendiese una luz donde antes solo existía la oscuridad.

—Pues esa es tu tarea. Primero, entender y asimilar los principios que aquí se exponen y luego, demostrarlo en el terreno de la práctica, como hiciste en ese encuentro social en la escuela. Conforme te entrenes, irás cogiendo seguridad, tu comportamiento se normalizará y podrás salir airoso de situaciones en las que antes, simplemente te retirabas o las evitabas.

—Sí, mi motivación al respecto ha aumentado.

—Bien, es un buen momento para continuar. Ahora vamos a profundizar en dos tipos de pensamientos. Es fundamental insistir en esta actuación para que sepamos con qué tipo de planteamientos debe funcionar nuestra mente. Veamos, según tu criterio, ¿qué diferenciaría a un pensamiento racional de otro irracional?

—Uy, ya veo que quieres ponerme a prueba.

—Por ejemplo, lo que acabas de decir, me suena más bien a algo irracional. Solo es una pregunta, no un examen de evaluación. Venga, dime lo que piensas…

—Pues… yo diría que racional es algo que responde a la razón, que procede de la lógica, que se podría demostrar siguiendo un criterio razonable.

—Vale. Ahora, ponme un ejemplo de ello.

—De acuerdo. Déjame pensar. Si veo muchas nubes negras apareciendo en el cielo, es probable que llueva.

—Claro. Y ¿en qué te basas para afirmar eso?

—Pues que, en otras ocasiones, cuando ha sucedido, ha terminado por llover. No me hacía falta consultar la previsión meteorológica. En caso de nubes negras, la lluvia no es absolutamente inevitable, pero sí que aumenta el riesgo de que suceda. Podría considerarse como un elemento científico, es decir, un conjunto de señales que, al surgir, desencadenan unas consecuencias.

—Vale, Alonso. Hoy te noto especialmente inspirado. Ahora me toca a mí, aunque voy a tratar de ser más elaborado en mi planteamiento. Ya que hablamos de lluvia, piensa en que vas a organizar con tu mujer una excursión al campo para el fin de semana y a la que también vas a llevar a tu hija. Tú miras por Internet o por televisión la predicción del tiempo y como la posibilidad de que llueva está al cincuenta por ciento, o sea, nada clara, tú, con tu peculiar estilo de «razonar» vas y le comentas a tu esposa:

—«Marina, la predicción es dudosa, pero tratándose de una actividad que he organizado yo, de un plan que se me ha ocurrido a mí, no hace falta imaginar lo que va a pasar: ya sabes que soy gafe, con lo cual, mejor no ir, porque es seguro que va a llover y que cuando estemos allí haya que salir corriendo para escapar del agua». Te pregunto, Alonso, lo que acabo de comentar… ¿eso sería un planteamiento racional o irracional?

—¡Ja, ja, qué gracioso! Me río porque a mí me ha pasado eso y no solo con las excursiones, sino con otras actividades más importantes. El catastrofismo siempre ha sido un elemento habitual en mi persona, lo cual y ahora lo entiendo bien, ha sido una forma más de amargarme sin motivos. Respondiendo a tu pregunta, tengo claro que ese planteamiento que acabas de exponer sería irracional, sin duda.

…continuará…

2 comentarios en «EL PSICÓLOGO DEL MÁS ALLÁ (65) Un día inspirado»

  1. Alonso já distingue a importância de se afastar dos complexos de inferioridade, pois o ser humano é dotado de raciocínio, portando dever pensar racionalmente.
    Estou amando as abordagens deste psicólogo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entrada siguiente

EL PSICÓLOGO DEL MÁS ALLÁ (66) Vínculos familiares

Dom May 1 , 2022
—Correcto, Alonso. Explícame el porqué. Tienes que acostumbrarte a creer en cosas que puedas demostrar, basadas en datos reales y no en ideas distorsionadas que no se sustentan en ninguna razón. —En este caso, la irracionalidad está en que yo me estoy atribuyendo ni más ni menos que el poder […]

Puede que te guste