Con la luz artificial que existía en el subterráneo de la estación, no supo qué tiempo transcurrió. Por sorpresa, Eva notó una leve caricia en sus cabellos. Cuando asustada, abrió sus ojos, contempló con nitidez la leve figura de su madre que le estaba tocando con suavidad la cabeza para […]

Una vez que aquel señor se marchó de «Le Paradis», Giselle prefirió esperar a la finalización de los servicios de la jornada para hablar con Eva. Llegado el momento… —¿Eh? Encima durmiendo. Pero… ¡qué descaro, mon Dieu! Venga, arriba. ¿Qué pretendías, chiquilla? ¿Acaso dormir como un angelito después de tu […]

—Me resulta imposible olvidar su dadivosidad para con esta casa, don Antonio —añadió la Madame mientras que se inclinaba ligeramente ante el caballero—. Es que usted tiene categoría preferente desde que nos visitó por primera vez. Aguarde un poco que ahora mismo vuelvo. Un minuto después, Giselle llamaba con prisa […]

—Por cierto, Eva —añadió la Madame con una sonrisa irónica—. Antes de retirarte, quiero que sepas algo. Como es obvio y después de tu regreso, empezarás desde abajo. En otras palabras, serás la última de tus compañeras. No quise hacer cambios en tu antigua habitación, por mantener un grato recuerdo […]

—¡Levántate, desgraciada! —ordenó la Madame poseída por la furia—. Me hiciste perder un montón de dinero con tu marcha y eso, aún no lo he olvidado. Y todo por querer favorecerte, porque me daba pena de ti, porque incluso me acordaba de tu madre y de nuestros años juntas. ¡A […]

—Pero…bueno, ¿qué es este cuchicheo en mi salón? A ver ¿qué hacéis aquí y de qué habláis? ¿Es que no es la hora de vuestro descanso? Luego de fijarse bien en los rostros… —¿Cómo? Anda, pero si ha regresado la oveja perdida —manifestó con gran sorpresa la Madame—. ¡Vaya con […]

—Y yo que sé, Jessica —expresó la chica moviendo sus manos compasadamente—. —Pues ya te podría haber avisado de sus intenciones con anticipación, el muy malvado. Si no quería hijos, que lo hubiese manifestado claramente desde el inicio, caramba. —Cierto. Si me lo hubiese advertido habría sido mucho más escrupulosa. […]

—Pero… bueno… ¿qué horas son estas? —afirmó una joven con cara de sueño y enfado—. ¿Es que no ha visto usted el horario en la puerta, por Dios? —Perdona, Jessica. Buenos días. ¿Cómo estás, amiga? —Pero… ¿cómo es posible? Qué cambiada estás, cariño. ¿Qué diablos te pasó? Ay, mi Eva. […]

—Es perfecto. ¿Ve? Ya casi le tenemos: Martín San Blas. Nos restaría el segundo apellido. ¿Qué opina, madre? —Pues sigo bloqueada. No se me ocurre nada; pero… un momento —dijo pensativa la superiora—. He tenido una idea que no es original, pero que nos puede servir. Cuando salga, consulte cuál […]