LOS OLIVARES (92) Respeto mutuo

3

—No sé el porqué, pero creo que, a partir de ahora, todo lo que usted me cuente será de mi interés. Lo digo porque lo que manifestó antes tenía un cierto fondo de tristeza o quizá, siendo más concreto, de inconformismo. Me dio la impresión de que usted, de alguna manera, no aceptaba la realidad. Es ese punto de rebeldía que los seres humanos manifestamos cuando observamos cosas que tal vez entren en conflicto con nuestras creencias más profundas. No pretendo molestarla, pero al escuchar sus palabras me vino a la cabeza una idea.

—¿Qué idea, Rubén?

—Traté de ponerme en su punto de vista y pensé: «si yo fuese el que hubiese hablado de ese modo, seguro que alguien de mi alrededor habría juzgado mi mensaje como marxista, subversivo o algo por el estilo». Ya sé que vivimos tiempos difíciles, doña Alicia, y más después de una guerra, pero ¿no tiene miedo de que algún extraño puede interpretar sus palabras de un modo perjudicial para usted?

—Bien, tus reflexiones poseen interés y eso mejora tu posición. A todo esto, creo que lo mejor que podemos hacer ambos es mantener el respeto a nuestras posiciones personales. Será una buena forma de consolidar nuestra relación y de conservar la dignidad que todos tenemos. Quizá por ser mayor que tú o por mi posición social y mi formación, cada vez hay más cosas que me dan igual. No me gusta crear conflictos donde no los hay, pero reconozco que la hipocresía no es mi fuerte. Tampoco soy persona de estar relacionándome continuamente. Si es preciso mantener las distancias, lo hago. Tú, a la vista de nuestra sugestiva conversación, me has caído bien desde el principio. Y eso no es fácil, por eso me he abierto contigo, porque he percibido confianza desde el primer instante.

—Lo mismo que me ha ocurrido a mí.

—Entonces, relájate. Nos conocemos muy poco. Creo que habrá tiempo suficiente para profundizar. ¿Te parece bien?

—Por supuesto, doña Alicia. Procuraré estar relajado en su presencia. En cuanto a doña Rosario, me ha dejado usted pensativo. ¿Quién podía imaginar su origen y su historia, las circunstancias por las que ha tenido que pasar? Es un caso digno de estudio.

—Lo confirmo. De lo que no quiero que tengas dudas es de que se trata de una mujer maravillosa.

A continuación, la hija de don Alfonso se levantó de su silla y el joven hizo exactamente lo mismo al tiempo que se atrevía a efectuar otra pregunta…

—Discúlpeme por mi pesadez. Le aseguro que es la última cuestión que le planteo.

—Oye, que esto no es un interrogatorio ni yo he fijado un límite de preguntas a realizar. Puedes expresarte con libertad en mi presencia. Y si me cansas o no te puedo responder, ya te lo diré. De todas formas y sin ser una adivina, ya sé que me vas a preguntar por Rosarito. Se ve en tu mirada. Ja, ja, no me digas que esta situación no es divertida… —expresó Alicia mientras que abría sus brazos como intentando justificar su amplia sonrisa.

—Sí, supongo. Solo quería saber si doña Rosario se halla comprometida con otro hombre. Dada su valía como persona, sería lo lógico. Alguien así suele tener muchos pretendientes.

—Pues sí, me parece muy oportuna tu curiosidad. Además, tu deducción es razonable. Hemos llegado a un límite que nos señala una puerta infranqueable.

—Vaya, me voy a ir sin saber si puedo disponer de alguna oportunidad.

—Mira, como buena consejera que soy, te propongo algo. ¿Por qué no se lo preguntas tú mismo? Así comprobarás in situ lo que ella te responde.

—¿Yo? ¿Preguntarle eso a doña Rosario? Ni loco, no me atrevería. Imagínese que se le ocurre decírselo al marqués. Creo que la respuesta de su padre sería de manual. No puedo permitirme perder un trabajo tan valioso como este. No se juega con las cosas del comer y menos en esta época de necesidad.

—Oye, eres un poco pesimista ¿no crees? Antes te hablé de la figura de mi padre, pero parece que ignoras mis consejos. ¿Sabes? Yo no te voy a proporcionar más información. Hay cosas en la vida que solo uno puede hacer. Tú haz lo que consideres apropiado y extrae tus propias conclusiones. Bueno, ahora, vamos a lo que vamos. Mis caballos te esperan, Rubén.

Como el chico no reaccionaba y parecía ensimismado en sus pensamientos…

—Venga, hombre, no tengo toda la mañana; no me dirás ahora que te has quedado sordo después de la conversación…

Y transcurrió casi un mes. Rubén iba a realizar sus tareas como veterinario tanto a «La yeguada» como a «Los olivares». Sin embargo, en esta última finca, el joven nunca reveló ningún interés por Rosarito. Pese a la invitación que le había propuesto Alicia al respecto de mostrarle su interés a la chica, este no daba ningún paso. Rosario, observando la conducta pasiva de él se mostraba muy preocupada, aunque no quería dar ninguna señal de su incertidumbre ni siquiera a su familia o a su padrino. La evitación era tal que la chica empezó a verse dominada por los pensamientos más negativos como, por ejemplo, que Rubén no tenía ningún interés en aproximarse a ella ni en conocerla. Solo las miradas desde la distancia y alguna que otra leve sonrisa entre los jóvenes mantenían vivo el hilo de la esperanza en el corazón de la jovencita. Pasadas las semanas y ante la supuesta indiferencia de Rubén, Rosario reflexionó y para superar esa horrible incertidumbre que dominaba su alma, se decidió a tomar las riendas de la iniciativa, eso sí, a su manera.

…continuará…

3 comentarios en «LOS OLIVARES (92) Respeto mutuo»

  1. Rubén quer se aproximar de Rosário, mas teme perder o emprego. Rosarito se entristeceu com o afastamento de Rubén, pois ela tinha esperança em se relacionar e, quando se ama coisas boas acontecem. Os olhares e o sorriso continua entre ambos e Rosarito tem esperança em conquistar seu amor.

  2. Rubén quer se aproximar de Rosário, mas teme perder o emprego. Rosarito se entristeceu com o afastamento de Rubén, pois ela tinha esperança em se relacionar e, quando se ama coisas boas acontecem. Os olhares e o sorriso continua entre ambos e Rosarito tem esperança em conquistar seu amor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entrada siguiente

La ventana

Dom Ago 20 , 2023
LA VENTANA Contemplo tu ventana y siento nostalgia de ti, de mí, de lo que éramos del pasado que el viento guardó del futuro que habrá de surgir en otra vida, en otro tiempo Me acerco a la ventana y pienso en todo lo que juntos creamos en cuántos nudos […]

Puede que te guste