—Pues verás, sucedió de la forma más inesperada —afirmó Rosarito mientras que abría sus brazos con un gesto agradable de sorpresa—. No te lo vas a creer, pero fue mi padrino el creador de la suerte.
—¿De veras me estás diciendo que fue mi padre quien te buscó un novio?
—Digamos que no se produjo exactamente así, pero conservo el buen recuerdo de Alfonso haciendo las presentaciones entre Rubén y yo. Sin embargo, piensa: tú también tienes tu parte de responsabilidad.
—¿Yo? ¿Qué he hecho yo?
—Muy simple. Fuiste tú quien le recomendaste a tu padre que Rubén podía ser un buen candidato para sustituir a Juan, nuestro antiguo veterinario que ahora se jubila. ¿Lo habías olvidado?
—Pues es verdad, mi niña. Me siento feliz por ello. Lo cierto es que nada más verle, el chico me cayó simpático. Tiene… un algo muy especial y ya ves que te lo digo con toda la sinceridad del mundo, porque ya sabes que no me fijo en los hombres. Pero… ¿cómo resultó ese momento en el que te diste cuenta de que algo extraño pasaba en tu corazón?
—En cuanto le apreté la mano la primera vez noté una sacudida en mi alma como nunca había experimentado antes. Vamos, que si hubiesen sido otras las circunstancias me habría abandonado en su pecho. Es cierto que he visto a otros hombres jóvenes, de edad parecida, pero con él… fue diferente. Alicia, hubo algo inmediato, una conexión, un pensamiento que me puso en guardia al avisarme de que había hallado a la persona más especial de mi vida. Es difícil explicar con palabras lo sucedido ayer. Tú ya me entiendes.
—Maravilloso, ¿no?
—Como se suele decir, Rubén llegó cuando tenía que llegar, ni antes ni después.
—Me resulta impactante que en tan solo unos minutos todas esas emociones surgieran. ¿Y qué ha pasado esta mañana?
—Le estaba esperando, porque sabía que tenía que venir. Desde mi ventana, le observé y luego comprobé que estaba examinando a los caballos. No quise interrumpirle, pero sí asegurarme de si ese impacto que él me había provocado el día anterior era cierto o no. La intuición se conformó en toda su plenitud, Alicia. Me limité a saludarle y me dejé llevar por el impulso: le ofrecí mi mano derecha. Creo que él se lo tomó con naturalidad y lo más importante es que mantuvo su sonrisa angelical durante nuestro breve encuentro. Luego, no pude evitar la ansiedad que se apoderaba de mí. Por eso decidí llamarte y por eso estoy ahora en tu casa. Si me hubieses visto en esos instantes de la mañana, te hubieses echado a reír. Cuando se percató de mi presencia y se dirigió hacia mí, mis mejillas se encendieron como tomates, el corazón se me aceleró y era como si quisiera salir de mi pecho volando. Hasta las piernas me temblaban. En tu opinión, todos esos síntomas solo pueden significar una cosa. ¿Verdad, Alicia?
—Sin duda, hermanita. No hay lugar para la especulación. En la literatura universal, se conoce como «flechazo» y en tu caso concreto, yo diría que un flechazo a primera vista. Primero, notas una intensa reacción en tu cuerpo y luego, empiezas a decirte a ti misma que cómo es posible que no hubieses conocido antes a ese hombre. Es el típico diálogo interno que mantiene cualquier enamorado. Lo digo considerando que yo no he tenido experiencias de ese tipo con hombres. Ya sabes que ese mundo, para mí, es un fenómeno inexplorado.
—El amor es una experiencia universal descrita en la historia y que afecta a todos por igual, hombres y mujeres, con independencia de su edad, su clase social o su cultura.
—Dios mío, una vez que creciste, cuántas veces me preguntaba cuánto tardarías en encontrar el amor. Era cuestión de tiempo el que te enamorases. Lo que ocurría es que aquí vivías en tu paraíso particular con tus libros que te permitían volar la imaginación, rodeada del afecto de tus padres, del marqués y de mi compañía. Te encantaban tus paseos a caballo y disfrutar de la naturaleza. A tu estilo y en los tiempos que vivimos, tuviste una infancia feliz. Pudiste estudiar, aprender francés, formarte como mujer culta, ganar tu propio espacio de libertad, algo que para muchas resulta un absoluto privilegio. Digamos que estabas aislada del mundanal ruido, de ese espacio en el que habrías compartido vivencias con chicos de tu edad o de gustos similares. Sin embargo, por muy alta que resulte la torre del castillo, ahora puedes comprobar que el amor, cuando llama a la puerta, es imposible contenerlo. Eso es justo lo que ha sucedido.
—Sí, tienes toda la razón. Nunca me había planteado esa cuestión seriamente, pero ya es tiempo pasado. Y ahora, lo único que me consume por dentro es mi deseo por volver a verle, por cruzarme con su mirada, aunque no hablemos. Pero me da tanta vergüenza…
—Anda, no seas tan tímida, chiquilla. Estás en la edad ideal para experimentar el afecto. Eres guapa por fuera y por dentro y despiertas una admirable ecuanimidad en todos los que se cruzan contigo. Será por algo. Te diré una cosa, Rosarito. Si no hubieses sido mi hermana, yo, al verte, me habría encandilado contigo. Es muy fácil enamorarse de ti, porque estás llena de cualidades.
—Gracias, Alicia, pero tú sabes que ese tipo de amor es imposible entre nosotras.
—Claro, cariño, ya lo sé. Yo te respeto. Dime: ¿cuándo te he insinuado yo algo referido a la atracción entre mujeres?
—Nunca.
—Siempre he sabido que te gustaban los hombres, eso se percibe desde la distancia. Ya me di cuenta de ello en tu adolescencia y por eso me alegro tanto de lo que te ha ocurrido, porque es afín a tu naturaleza. Y seré la primera en descorchar una botella del mejor champán si esta maravillosa aventura llega a buen término.
…continuará…
Belíssimo capítulo! Que bela a amizade entre Rosarito e Alícia.
Muito lindo ver Rosarito tão feliz, cá estou torcendo por ela, foi despertada para o amor e está dispostas a vivê-lo.
É bem verdade que muitos dizem que o amor não se avalia, apenas se dá. Por isso estou maravilhada pelos sentimentos que Rosario sente por Rubem.
Deve ser incrível viver um grande amor. Parabéns sábio escritor , você entende de “tudo”. Continua.
Não há nada melhor para Rosario que se namorar de Rubén. ELA tem que descobrir que existe vida fora de Los olivares.
Que ótimo.
Que maravilha ! Ótimo para Rosarito que descobriu o amor.
Obrigado pelos comentários. Cidinha.