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—Pues la verdad es que te lo agradezco —respondió Joaquín mientras realizaba un gesto de complicidad con la dueña del café al ponerle su mano en el hombro—. ¡Eh, Carmen! ¿Te queda mucho? Que luego llegamos tarde. —Ya acabo. Jefa, ¿puedes venir a ayudarme un momento, por favor? —Sí, voy. […]