—Es perfecto. ¿Ve? Ya casi le tenemos: Martín San Blas. Nos restaría el segundo apellido. ¿Qué opina, madre? —Pues sigo bloqueada. No se me ocurre nada; pero… un momento —dijo pensativa la superiora—. He tenido una idea que no es original, pero que nos puede servir. Cuando salga, consulte cuál […]