—Dios mío —murmuró la abadesa con el rostro desencajado—. ¡Quién sabe lo que esa trastornada habrá contado a la Inquisición! Ya lo ves, hermano: parece que todo vale con tal de hacer caer a quien disgusta. Y, aun así, ignoro las razones que llevaron a Martina a escribir esa carta […]