Al poco rato, el aire del locutorio aún olía a cera gastada y humedad de claustro. —Madre abadesa, por ahora hemos concluido —dijo fray Bernardo con sequedad—. Volveremos esta misma semana, una mañana a primera hora. Es preciso interrogar al resto de la comunidad. En asuntos de esta índole conviene […]
