—Dios mío, Martina. ¡Cuánto lo siento! Desconocía por completo tu desdichada historia. —Sí, apenas si la he contado a muy pocas personas. No deseo cansar a los demás con mi trágico pasado. ¿A quién le podría interesar un ayer tan lleno de infortunio? Luché para que aquellas monjas de Toledo […]