—Esa posibilidad jamás se habría producido, Ana. Mi padre no lo hubiese permitido, salvo que el joven fuese el futuro rey de España, je, je… Por su negativa, le hubiese matado en su primer encuentro. No conocéis la ira del conde de Valcárcel, un hombre de armas curtido en mil […]
—No me quejo —admitió Verónica con una sonrisa—. Ahora parece que estoy un poco mejor. Al principio de ingresar aquí, lo pasé mal con la fatiga y las náuseas. Fueron muchos cambios acumulados de repente en mi cuerpo. Luego, con el transcurso de las semanas, me miro en el espejo […]
—Pero… ¡si aquí todas vestimos igual! —expresó Verónica mientras se tentaba las ropas—. Bueno, no pasa nada, ya veo que ninguna de vosotras tenéis remedio. Y tú, Ana la menor, ¿cómo te encuentras? Llegaste un poco antes que yo a este lugar. ¿Te has acostumbrado a la vida monástica? —Poco […]
SIN DILEMA Tú me elegiste con aquiescencia y un ángel exhaló su aliento en la ciudad con un silencio que detuvo el llanto de un niño que temeroso volvía a existir Acariciaste con tus leves manos mi frente de compromiso con la verdad reveladora y a los veinticinco […]
—Buenos días, doña Verónica —saludó la desconocida mientras que inclinaba su cuerpo ligeramente ante la muchacha—. Soy la madre Juana, superiora de este convento. Vuestro padre me encargó que, por deferencia a vuestra familia y a lo que representáis para esta humilde orden, fuese yo quien os recibiera. Que nuestro […]
Seguidamente y con cara de pocos amigos, debido al conflicto que le había planteado su joven hija, el conde se retiró a sus aposentos como dando por zanjado el asunto en señal de autoridad. Verónica se quedó sentada en el suelo del gran salón y permaneció pensativa durante un buen […]
—Decidme, padre, os escucho —comentó la joven mientras que se incorporaba del suelo y se acercaba a la figura de su progenitor. —Lo siento, hija, pero no te queda más remedio: ingresarás de inmediato en el convento concepcionista que existe en la ciudad. Tranquila, conozco a la superiora y le […]
—No os lo diré—afirmó con seguridad la joven—; y bien sabe Dios que lo hago para que no descarguéis la violencia y vuestra venganza sobre él. Padre, sois hombre de armas y os conozco. Hecho el mal, no pretendo que este se extienda y menos sobre el destino de ese […]
—¿Boda? —exclamó con sorpresa y en un gesto de desagrado Verónica —. No, padre. No es mi voluntad casarme a mi edad y mucho menos con él. Tampoco tengo la suficiente confianza con ese hombre como para que me tome por esposa. —¿Qué forma de hablar es esa? ¿Puede saberse […]
—Veréis, padre, no sé ni cómo expresarme, pero hay noticias en la existencia cuyo conocimiento no puede ni debe demorarse por más tiempo. —Sí, sobre todo cuando hablamos de aspectos esenciales que nos afectan. —En efecto. Mi señor, hace ya más de un mes que no… que no… —¿Que no? […]