LOS OLIVARES (y 135) Vuelta al origen

2

—Cariño —intervino de nuevo Lola—, no interpretes lo que te voy a decir como una amenaza. Verás, si en cualquier momento, observo que estás agotado o que te has obsesionado con el tema de la escritura, no dudaré: llamaré a alguno de mis compañeros o incluso al mismo psiquiatra para que venga a examinarte. Puede que hayas escrito cientos de poemas, pero tengo claro que no vas a escribir un libro en cuatro días. Me dan igual tus recuerdos o esa clarividencia que tú mismo te encargas de airear. ¡Ni de broma voy a permitir que desbarres! No hay debate, porque lo primero de todo es la salud. Quiero que lo tengas claro.

—Gracias por tu «confianza», cariño. Tomo nota de que voy a tener una vigilante muy aplicada detrás de mis espaldas. Sin embargo, aceptando esa lucidez de la que ahora dispongo, me mantengo en mi motivación. Mi proyecto es lo mejor que me podría pasar dadas mis circunstancias actuales.

—Por supuesto, pero yo, como enfermera y como esposa, he de velar por ti. ¿Tienes dudas? No podemos arriesgarnos a una recaída o a que el estrés cause mella en ti y empeores. Lo que te ha sucedido ha sido muy serio y los riesgos deben minimizarse. Ahora me doy cuenta de que no le has dicho nada de nada a los especialistas que te veían de tu proyecto de escribir y seré yo la que asuma la responsabilidad de cuidarte como es debido.

—Todo parece un sueño, Lola. Oficialmente, yo estaba en coma y las máquinas no mostraban nada de lo que estaba pasando en mi interior, del escenario en el que yo me desenvolvía. Pues es eso justo lo que yo pretendo mostrar a través de una serie de páginas. El cuerpo estaría paralizado, pero mi mente asistía atónita a una historia cargada de emociones. Quiero traducir todo ese conjunto de vivencias a las que yo asistí, de las que formé parte, a un libro.

—Papá, ¿por qué parece que tengas tanta prisa por empezar? ¿Acaso crees que si pasan los días se te van a olvidar todos esos argumentos?

—Ese es mi temor principal, Begoña. Desconozco qué tiempo pueden sobrevivir todas esas imágenes en mi recuerdo. No quiero olvidarme de sus detalles, del carácter de sus participantes, de las circunstancias de aquellos días hace ya bastantes años. Ahora mismo, todos esos datos residen frescos en mí; más motivos para que se reflejen en una obra escrita.

—Cariño, sabes que estaré muy pendiente de ti —añadió Lola mientras que señalaba a su marido con su dedo índice.

—Tú vigila todo lo que quieras, pero sin agobiar ¿vale? Tu marido se halla listo y preparado para trabajar duro en esa tarea.

—Dios mío, por más que lo pienso no acierto a descubrir qué es lo que te ha sucedido exactamente durante el tiempo que estuviste ingresado e inconsciente. Estabas desconectado de la realidad, sedado y sin embargo…

—Yo tampoco dispongo de una hipótesis plausible que explique todo lo que os he contado. Con sinceridad, me observaba más consciente durante esa fase que durante otras etapas de mi vida en las que estaba despierto. Y eso me sucedió porque me impliqué con todas mis fuerzas en ese escenario que contemplaba. Quién sabe, tal vez yo fuera el protagonista principal o incluso el guionista de esa biografía; y lo digo así, porque mi impresión es que era eso lo que acontecía, una sucesión de hechos relacionados y que servían de pegamento a la historia. Nunca hubiese imaginado que tendría que enfrentarme a una experiencia tan traumática como ese accidente para activar mis condiciones potenciales de escritor.

—Caramba, papá, es fenomenal. Me tienes intrigadísima —dijo Begoña cerrando sus puños—. De tanto hablar de este asunto, se me ha despertado el interés. Está claro que, en breve, te pediré los primeros capítulos para repasarlos. Se me ha subido a la cabeza mi nueva profesión: crítica literaria, je, je. Es que es rarísimo. Yo te observaba por el ventanal de la habitación completamente dormido y mira por dónde, tú estabas asistiendo a un verdadero proceso creativo, como si te estuviesen contando las líneas generales de una novela. Mamá y yo estuvimos al borde del colapso, preocupadas por tu estado, sin saber si ibas a volver a o no a la conciencia, y tú, mientras tanto, tan tranquilo y atento a tu novela. La mente constituye, sin duda, un mundo oculto por explorar. ¿Quién lo iba a sospechar?

—¿Os imagináis que si ese libro se llega a publicar tuviese éxito?

—Yo, ahora mismo y observando tu fuerza, soy capaz de figurarme cualquier cosa. Fíjate si tengo confianza en ti, papá. Recuerda que me tuve que volver urgente desde Irlanda una vez que mamá me comunicó lo ocurrido. Ahora pienso que, además del terrible susto, tal vez ese percance haya servido para cambiar tu vida. Escuchándote, he pasado del shock que sufría a un estado de optimismo con tu evolución. Ay, por favor, aunque mamá esté escamada con todo lo ocurrido, yo solo te pido que me hables durante un minuto de cómo empieza el relato. Anda, no te hagas más el interesante.

—Niña, yo, intentando disuadir a tu padre de esa locura y tú, en cambio, animándole a zambullirse en una piscina donde no sabemos si hay agua. ¿Quieres parar un poco?

—¡Eh! No discutáis por mí ni por mis intenciones. Venga, hija, relájate que te veo más ansiosa que a mí mismo. De todas formas y como en cualquier narración emocionante te digo…

«Una noche, quien te habla, conoció a un señor llamado cronista que se me apareció en sueños. Era alguien a quien tenía la impresión de conocerlo de toda la vida. Esa presencia me habló de la necesidad de escribir una historia que había sucedido en algún lugar hacía como unos ochenta años. De pronto, me sentí volar y una fuerza invisible me arrastró hasta contemplar una inmensa y preciosa finca en el campo denominada Los olivares. Entonces, resultó que…»

FIN

2 comentarios en «LOS OLIVARES (y 135) Vuelta al origen»

  1. A escrita é um dom. E você compartilha este dom melhor forma, compartilhando com os amigos do, face. Parabéns.

    1. Muito obrigado pelas tuas palavras de ânimo, que sempre ajudam ao escritor. Grato por seguir o enredo da novela e espero que você tenha gostado do conteúdo e os ensinos. Próximo domingo, começo com o primeiro capítulo da nova obra: «Esquizofrenia». Espero também que siga assim como seus proveitosos comentário, Cidinha.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entrada siguiente

ESQUIZOFRENIA (0) Introducción

Mié Ene 17 , 2024
Cuántas personas en la historia fueron diagnosticadas como esquizofrénicas cuando la realidad era más compleja… Quantas pessoas na história foram diagnosticadas como esquizofrênicas quando a realidade era mais complexa… Martin, quem és tu? Tudo o que sei é que marcaste a minha vida. Quando te conheci, pensei que eras louco, […]

Puede que te guste