La chica de la mirada esmeralda

5

Cuando yo era joven, hablaba con mi mejor amigo de mis inquietudes. Siendo él muy intuitivo, me recomendó que viajase a la calle de los Sueños, porque allí encontraría al amor de mi vida. Y eso hice.

Alquilé una habitación cerca de allí durante una semana. Ese era el tiempo que me di para conseguir mi objetivo. Por las mañanas, caminaba por la playa o paseaba por las viejas calles del centro que desembocaban en parques repletos de árboles. Por las tardes, dedicaba ilusionado mis horas a frecuentar el pub «Lovedreams» donde tomaba alguna bebida mientras escribía poemas románticos sentado en una mesa junto a la barra.

El primer día ya la vi. No tuve que esperar mucho. Quedé impactado por la visión. A la media hora, penetró en el pub una mujer más o menos de mi edad, de similar estatura y con sonrisa angelical. Su piel era más bien clara y sus cabellos castaños, aunque tirando a rubios. Sus ojos verdes como esmeraldas completaban su perfil de belleza. Para mí fue un flechazo directo al corazón que me dejó sin aire.

Mi amigo tenía toda la razón, pues seguramente, había hallado a quien yo andaba buscando. Ahora solo restaba un dilema: esperar a que ella se acercase a mí o acercarme yo a ella. ¿Qué actitud debía adoptar? Para mi felicidad, pude comprobar que todas las tardes acudía al pub a tomar algo y a charlar con su grupo de amigos.

A mitad de semana, casi completo mi sueño. Cuando ella me hizo gestos con la mano, me levanté de la silla y mi corazón se aceleró mientras mis pupilas se inflamaban como el fuego; falsa alarma, simplemente le estaba pidiendo una bebida al camarero que, en ese momento, se situaba detrás de mí. Sufrí tal decepción que, dominado por el desencanto, escribí inspirado el mejor poema del año.

Alcancé así el séptimo día, mi última oportunidad para contactar con ella. Claro que podía tomar la iniciativa, pero guardaba el presentimiento de que yo no era su tipo, por lo que ella me rechazaría y yo seguiría siendo el iluso romántico de siempre.

Aquella tarde el tiempo se agotó, pagué mi última copa y cuando me disponía a volver a mi habitación entre las brumas del Bourbon ingerido, escuché a mis espaldas una voz femenina que yo diría provenía del cielo.

—¿Eres escritor o un soñador de palabras? —preguntó la chica castaña de mirada esmeralda.

—Perdón, creo que me confundes. ¿Nos conocemos? —respondí yo nervioso y entre dudas.

—Claro que sí. Has estado aquí toda la semana y hoy es la séptima vez que vienes a «Lovedreams» —comentó la desconocida con una sonrisa entre la ternura y la nostalgia.

—Caramba, qué observadora —dije yo mientras que el sudor recorría mi espalda—. Atendiendo a tu pregunta, quizá sea un soñador que se conforma con describir el mundo a través de sus versos.

—Ah, suena muy bien, pero eso hay que demostrarlo —expresó la joven en tono desafiante.

—¿Demostrar? ¿A qué te refieres?

—Estoy hablando de todo eso que escribes. ¿Creías que no me iba a fijar en lo que hacías aquí cada tarde? Veamos, esos papeles que hay sobre la mesa son tuyos… ¿Son tal vez poemas?

—Es cierto. Empiezo a pensar que nada escapa a tu atenta mirada. ¿No serás policía? —pregunté con acento bromista.

—Por supuesto que no. Solo soy una detective de sueños —contestó con dulce ironía la mujer—. ¿Me dejas coger un poema al azar para leerlo?

—Qué situación más increíble. De acuerdo, lo dejo en tus manos. Solo deseo que luego me des tu más sincera valoración.

—Vale. Pues este mismo —expresó la joven mientras que mirando al techo tomaba la cuarta hoja de la mesa.

—Uy. Ese es el poema del jueves, pero no sé si te gustará. Para mí ha sido el mejor, pero es solo mi opinión.

—¿Eh? Vaya ¿qué tenemos aquí? Se titula «La chica de la mirada esmeralda» … pero… ¡has compuesto versos para mí! ¡Qué honor!

—De veras que comienzo a preocuparme. ¿Cómo puedes descifrar mi mente con tanta facilidad?

—¿Acaso crees que no me miro los ojos en el espejo todas las mañanas? Anda, déjame acabar la poesía, que es breve pero intensa…

Pasado el minuto de silencio más hermoso y excitante de mi vida… dos lágrimas cristalinas cayeron a la par sobre la madera de la mesa en la que nos apoyábamos.

—¿Tanto te ha gustado que estás llorando? —pregunté yo emocionado.

—¿Sabes lo que está escrito en este maravilloso poema?

—No lo sé con exactitud. Ya sabes que las interpretaciones son libres. Si te digo la verdad, el jueves por la tarde me dejé llevar, como si alguien dirigiese mi mano y guiase mis palabras.

—Entiendo. Fíjate bien, porque en estas palabras está revelado nuestro futuro… juntos.

—¿Futuro? ¿«Juntos»? —pronuncié asustado y entre titubeos.

—Desde luego. Admiro tu capacidad para anticiparte a los acontecimientos. Contemplado desde otra perspectiva, creo que nos entendemos a la perfección. Tal vez vengamos de lugares diferentes, pero hemos coincidido en el mismo punto. ¿No te parece?

—Perdona por mi atrevimiento, pero… ¿acaso eres una pitonisa que prevé el mañana?

—Y tú me preguntas eso cuando en estos versos se refleja claramente lo que va a ocurrir con nosotros. ¿Qué explicación me vas a dar ahora sobre tu clarividencia?

—Ahora me he perdido en tu discurso. Necesito que enciendas mi luz de nuevo.

—Bien. Haremos una prueba para que lo entiendas todo.

—Por mí, encantado. Hay confianza. Adelante —respondí yo con decisión.

—Por favor, coge el bolígrafo y una hoja en blanco. Ahora, cierra tus ojos y concéntrate. Como dijiste antes, déjate llevar, deja guiar tu mano. No opongas resistencia y libera tus dedos. Alguien tiene algo que decirte…

—Vale, veamos si supero esa prueba.

En breves segundos y sin esperarlo, una extraña fuerza se apoderó de mi voluntad, dejé mi mano derecha como muerta y… empecé a escribir un breve mensaje…

—Dios mío, no puedo creerlo, ha resultado increíble. No era yo, aquí existe una fuerza o alguien que… se ha colado en mi pensamiento…

—Desde luego, tú no puedes verla, pero yo sí…

—¿Cómo dices? ¡Dios mío, qué emoción siento! Ay, por favor, ¿me dejas leer lo que hay en la hoja?

—Adelante, caballero.

Con ansiedad, pero con ilusión, dirigí mi vista hacia el contenido de lo escrito, que apenas si rebasaba unas cuantas líneas con algunos renglones torcidos pero legibles…

«Hola, me llamo Verónica. Soy la guía de “La chica de la mirada esmeralda”. Llegaste a la calle de los Sueños con una clara intención. Como alma libre que eres respeto tu decisión. Esta es la respuesta a tu búsqueda. Ahora, razona y haz lo que quieras. Tú eliges. Solo debes saber una cosa: yo siempre estaré con ella. Felicidades».

—Bueno, ¿lo entiendes ahora todo? ¿Satisfecho con la explicación? —preguntó la joven con la sonrisa de la luna entre sus labios.

No pude responder con palabras. Por un momento, se me olvidaron los versos de mi poesía. Quedé como hipnotizado por la escena; dos lágrimas de sal, que es la esencia de la vida, cayeron de mis ojos hasta fundirse con la celulosa del papel donde figuraba aquel enigmático mensaje. Levanté mis vista hasta cruzarme con la mirada esmeralda de la chica y coloqué con suavidad mi mano derecha sobre su mano izquierda. Me acordé de mi mejor amigo y sonreí, al igual que ella. Y la esperanza volvió a renacer en «Lovedreams», calle de los Sueños.

5 comentarios en «La chica de la mirada esmeralda»

  1. Boa noite. Sim, eu creio num amor imortal, um amor de almas que transcende a tudo. Mas no estágio de evolução que nós nos encontramos , será muito raro encontrar esse amor nessa vida. Claro que há as raridades que vêem ao nosso mundo para cumprir uma missão muito elevada, mas é raro. Meu marido eu conheci através da minha diretora de escola que era irmã dele. Foi arranjado? Rs. Foi!!! Mas creio eu que já estava marcado esse encontro para superarmos muitos, muitos obstáculos que surgiram nos últimos 20 anos. Foram momentos terríveis, mas continuamos unidos, por fidelidade, cumplicidade e um amor diferente desses que vemos, ouvimos ou lemos em livros. Como disse são raros. Creio que esse texto que você publicou , que o moço teria sete dias para encontrar seu amor , também foi um encontro de resgate. Se encontraram pela intuição, pelo desejo de ter alguém para dizer que é seu, para seguir a vida com esperança, para renascer a vida que há dentro de nós, pois quando encontramos alguém que está conosco em todas as situações, renasce a alegria, a esperança de uma vida melhor numa outra vida

    1. Maravilhosa resposta com uma história de superação pessoal em meio do amor. Obrigado pelo seu relato e que a esperança de renascer melhor continue na sua alma. Abraços, Cidinha.

  2. O amor é um tema complexo e subjetivo, e cada pessoa tem sua opinião formada sobre ele. Outros acreditam não haver amor imortal, acreditam que encontram a pessoa de sua vida por acaso, mas acreditam também que esse encontro é parte do destino. Outros acreditando que ele pode ser construído ao longo do tempo e que não há uma única pessoa destinada a cada um de nós. Em última análise, a crença no amor imortal e nas coincidências ou destino é uma questão pessoal e pode variar de pessoa para pessoa.
    Eu gostaria muito de acreditar que esse encontro faz parte do encontro ente duas pessoas que se querem bem, que não levem tudo a fogo e ferro, predominando o seu modo de pensar;
    Por outro lado, concordo que há pessoas que se fecham na sua maneira de pensar, e por isso perdem a oportunidade de conhecer pessoas incríveis, por acreditarem que tal pessoa pisou na bola, como se diz, se fecham em suas ideias e não as modificam. O que eles pensam são a verdade!
    Mas também concordo que há pessoas que não tem tanta desconfiança no outro, até encontrarem alguém que podem se unir, mas por questões pessoais, tem sua opinião formada, não mudam e por isso chegam até sofrer, mas seu orgulho está acima de tudo. Penso que o amor não deve ser tratado dessa maneira, o diálogo sempre o melhor caminho.
    Mas também acredito no amor, é isso, se há uma simpatia porque não continuar? porque não tentar?

    1. Obrigado pela resposta e a bela reflexão. O amor é o mais importante na vida e essa é, para mim, a essência da vida. Grato, Cidinha.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entrada siguiente

LOS OLIVARES (109) Sin palabras

Jue Oct 19 , 2023
Presa del pánico, quiso permanecer consciente, pero para su desgracia, su musculatura no respondía a ninguno de sus deseos. Pudo observar a aquel negro ser conversando con Carlos, aunque no pudo distinguir bien lo que le indicaba. Intentó gritar, pero no pudo; sus cuerdas vocales estaban bloqueadas. Intentó incorporarse para […]

Puede que te guste