EL PSICÓLOGO DEL MÁS ALLÁ (78) Declinando una invitación

4

—Si me lo permites, David, voy a empezar por un pensamiento que te sonará horrible, pero confieso que, ahora mismo, es lo primero que me ha venido a la cabeza a esta hora de la mañana.

—Bueno, eres libre de expresarte. Estamos en mitad de una terapia, por lo que, permiso concedido.

—Vale: «mira, papá, te voy a ser sincero. No pienso ir más en toda mi existencia a tus almuerzos de mierda, asistir a esas escenas que parecen montadas a propósito por mis peores enemigos. Son ya años de mucha contención, de represión inútil, de un sufrimiento silencioso por aguantar, por no levantarme de la mesa para después darle una patada y volcarla, para poder salir así de tu refugio y no volver más. Esto tenía que acabar alguna vez y hoy, al escuchar tu voz en el teléfono, se me ha encendido la luz y me he acordado de la firme promesa que me hice a mí mismo el último día que salí del porche de tu casa».

—¿Ese era el desahogo?

—Sí. ¿Te ha gustado, psicólogo? —expresó el maestro como muy envalentonado.

—Hmmm… como modo de soltar lastre, no está nada mal. Me gusta la contundencia en el planteamiento, porque demuestra que has tomado plena conciencia de lo que te fastidiaba y que por supuesto, te sientes listo para alterar el viejo orden de las cosas. Sin embargo, no estamos aquí para radicalizarnos aún más ni para caer en una guerra de venganzas. No es eso. Anda, reformula. Ofréceme un planteamiento más equilibrado y más racional, de esos que son constructivos y no destructivos, como el anterior. Has de salir de ese laberinto manipulativo en el que te introdujo tu familia, pero de una forma más «educada».

—Vale. Voy a hacer un esfuerzo por imaginar una respuesta más adaptativa. Le diría entonces: «mira, papá, me parece normal que un padre quiera citar a sus hijos a comer de vez en cuando. Sin embargo, en muchas de esas reuniones me he sentido incómodo e incluso, herido, por algunos de los comentarios que he tenido que oír en torno a mi persona. Creo que una reunión familiar alrededor de una mesa debe ser motivo de relax, una ocasión para facilitar la convivencia, no para generar tensión y más problemas. Voy a ir, desde luego, pero te aviso de que en caso de que me sienta atacado, esta vez, responderé».

—Bien. ¿Has visto cómo has avanzado? Esta respuesta ya es mejor que la otra. Me ha sonado más adaptativa y a su vez, ha mostrado tu firme compromiso de no permanecer pasivo si se realizan comentarios que tú puedas considerar como denigrantes hacia ti. De todas formas, quiero que vayas un poco más allá. Como tú eres el que decides y posees la libertad de acudir o no, toma la decisión de declinar su ofrecimiento. No olvides, Alonso, que el pensamiento siempre va por delante de la palabra hablada y que solemos decir aquello que previamente hemos pronunciado en nuestra mente tan solo unos segundos antes. Venga, ¿cómo te expresarías?

—Uf, hoy estás exigente, ¿eh? Sin embargo, me gusta. Cuanto más me pidas, más me pediré yo a mí mismo. Trataré de combinar la amabilidad con la convicción en lo que expreso. Veamos… «mira, papá, agradezco tu invitación, pero últimamente no me veo muy motivado para asistir a más reuniones familiares. Por eso te digo que no iré a tu casa a almorzar».

—Genial, vas afinando tus argumentos. Ahora, pensemos que él no se conforma con tu respuesta, como si creyese que su hijo se está rebelando ante su autoridad. Supón que insiste, lo cual resultaría bastante normal. Él no debe estar habituado a que le lleves la contraria. ¿Me equivoco?

—Pues no, él está acostumbrado a que nadie le lleve la contraria en ningún asunto. ¿Debo pensar en otro razonamiento alternativo?

—Claro. Venga, te escucho.

—Si él me pide más explicaciones de por qué no acato su sugerencia, le contestaría: «vale, papá, está bien que insistas y te comprendo. Ya te he dicho que no me hallo muy motivado para acudir a esas reuniones. Tal vez más adelante, es posible que vaya. Ahora, tengo que dejarte, que han llamado a la puerta».

—Mejor. Se trata de una salida airosa a la situación, aunque no sé si tu padre se la creería. En cualquier caso, deja claras tus intenciones y eso me gusta. Piensa una cosa: las personas que están habituadas a ser obedecidas tienden a molestarse y a sospechar cuando alguien decide no cumplir con sus órdenes. Es ahí donde deberás mostrar firmeza y perseverancia. Llegará el día en que desista de convencerte, porque se habrá dado cuenta de que ya es inútil, pues notará que tú has desarrollado criterio propio.

—Será lo más probable.

—Como tú ya no deseas acudir más a esas comidas que te ponen tan tenso, habrás de actuar en consecuencia y decirle educadamente, pero con seguridad, que esa es tu voluntad, que agradeces su invitación, pero que de ir a comer, nada de nada. Piensa que una respuesta agresiva por tu parte, por más que te apetezca, te dejaría en mal lugar. Tú serías el malo de la película y eso, seguro que no te agrada.

—Claro que no.

—Una respuesta condescendiente para no herirle tampoco sería efectiva, porque, al final, acabarías por ir a su casa para no molestarle. Y no es eso lo que queremos conseguir. Eso significaría agachar la cabeza por tu parte y continuar con este drama desagradable que tanto te altera. ¿Ves entonces dónde se sitúa el equilibrio? Adelante, dímelo tú.

…continuará…

4 comentarios en «EL PSICÓLOGO DEL MÁS ALLÁ (78) Declinando una invitación»

  1. É Alonso, você até pode falar algo negativo para seu pai, mas é preciso ter cuidado com o tom, de como falar sem magoar. É preciso escolher bem as palavras, você pode ser sincero, mas não cruel.

  2. He ahí el meollo de la situation. escoger el camino medio, dejar de ser violentos, pero sí firmes. algo así como-Gracias por tenerme en cuenta siempre padre, quisiera ir y sentirme respetado,valorado.y creo que por ahora es mejor darnos un compas de tiempo, mi decision de no ir es irreversible en esta oportunidad, doy paso a que reflexionen su comportamiento hacia mi y hacia mi familia, mientras , esta paz, tranquilidad,serenidad no la dejaré para arriesgarme a momentos de desencuentros. los quiero mucho pero, en el respeto por delante.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entrada siguiente

EL PSICÓLOGO DEL MÁS ALLÁ (79) El mejor diagnóstico

Mié Jun 15 , 2022
—Pues en la opción que me comentaste el otro día, es decir, en ser asertivo. Evito molestar al otro, en la medida de lo posible, pero siendo firme en mi proposición al tiempo que explico mi postura, aunque esto último no sea estrictamente necesario. —Eso es, Alonso. Lo has resumido […]

Puede que te guste