EL PSICÓLOGO DEL MÁS ALLÁ (42) Congeniando

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—¡Ah, pues muy bien! Entonces, profesor, ¿qué te ha parecido la sesión de hoy? Lo más importante, desde mi punto de vista, es que hemos logrado congeniar. Eso ha propiciado algún avance. ¿Te lo puedes creer?

—Sí, claro que lo creo. Ya te dije que no debías minusvalorar tus capacidades. Cambiaste tus ropajes, pero sigues siendo un buen profesional. Eso se nota a distancia. En cuanto al humor empleado, me resulta una buena noticia. Nuestro hermano Alonso ha sufrido mucho, tanto que se ha olvidado hasta de reír. Los dos sabemos de la importancia que tiene el humor como arma terapéutica y también de su peso para serenar el estado de ánimo y llevar una existencia equilibrada. Tú le has estimulado esa respuesta. Has ganado su confianza, algo fundamental, y él te ha demostrado que puede guiarse de forma divertida si logra cambiar sus pensamientos.

—Es verdad, Viktor. Ahí encontramos la clave. Su cabeza está llena de pensamientos completamente distorsionados, de actitudes irracionales tanto acerca de sí mismo como del mundo que le rodea. Menos mal que su mujer no ha salido corriendo ante la magnitud del problema y que se ha mantenido junto a su lado apoyándole. Si no se ha suicidado, y estuvo a punto de desangrarse en la bañera, es porque ha contado con ese sostén que es su esposa.

—¿Eres consciente de por qué te busqué para esta misión, David? ¿Te das cuenta de cómo todo tiene su explicación, «psicólogo del más allá»?

—¿Eh? ¿Acaso vas a copiar las bromas de mi cliente?

—Y ¿por qué no? En el fondo, es lo que eres. En cualquier caso, recuerda que cada vez que él se comporte de ese modo gracioso, estaremos ante un indicador de mejora en su salud mental.

—Tienes toda la razón. Tendré que plantearme registrar esa expresión al respecto de mi estado. No estaría nada mal para cuando me toque escribir mis memorias. Cualquiera que las leyera se sorprendería.

—No lo descartes de cara al futuro. Cuando esta coyuntura se haya reconducido y todo este proceso quede atrás, esta experiencia te parecerá dura, pero necesaria en tu camino evolutivo.

—¡Quién sabe! Hay tantas cosas que ignoramos del mañana.

—En efecto. Por eso mismo, trata de sembrar buenas semillas en tu recorrido, para que los que vengan detrás puedan contemplar tus frutos, e incluso aprender de ellos.

—También llegamos a acordar un horario de visitas a su casa, de modo que podamos aprovechar mejor las sesiones, con tranquilidad y sin interferencias.

—Excelente, David. No todo iban a ser malas noticias. Ante las dificultades, la pendiente se nos hace más difícil de ascender. Sin embargo, con voluntad y esfuerzo sostenido, todo se supera. Eso implica progreso y agrada a tu conciencia como el más dulce paisaje.

—Tus palabras me tranquilizan y le dan un sentido a este trabajo. ¿Sabes? Voy a dar lo mejor de mí mismo para que este hombre crezca y pueda alcanzar un estado de satisfacción personal. Puede que sea el proceso terapéutico de mi vida, el más importante por su significación. Jamás imaginaba que cumpliendo un reto de este calibre podría acceder a aquello que más deseo. Discúlpame, profesor, pero… ¿podrías decirme, al menos, cómo están ellas?

—No, querido amigo. No puedo ni debo hacerlo. Tampoco debo levantar en ti expectativas sobre tu mujer y tu hija. Hay aspectos que solo debe comprobar el afectado, en este caso, tú. Piensa que el tiempo de terapia con Alonso no será eterno. ¿Quién mejor que el propio David Sánchez para sentir directamente la presencia de esas dos criaturas con las que tantos momentos compartiste? Perdona mi falta de afectación, pero tu pregunta requería una respuesta serena, no emocional. Conoces los términos de nuestro acuerdo, al igual que has pactado unas condiciones con tu paciente que ambos deseáis respetar. Todo tiene su tiempo y te aseguro que el tuyo llegará cuando corresponda.

—Bien, Viktor. Lo comprendo. He sido yo el que me he dejado arrastrar por los vientos emocionales. No dispongo de otra elección y cada vez me cuesta menos aceptar que debe ser así. Respetar unas reglas y unas condiciones, a menudo, resulta la opción más inteligente.

—Por supuesto, mi buen alumno. Sin embargo, no lo digas con esa tonalidad, que pareces un alma condenada a la pena y la resignación. Ahora es complicado, pero en otra etapa, estudiarás y entenderás cosas que te harán valorar enormemente el influjo de tus actuales circunstancias.

—Gracias. Es un auténtico consuelo saber que vendrán etapas mejores.

*******

A la mañana siguiente, amaneció lluvioso y frío. Mientras que Marina ya se había marchado al hospital a cumplir con su turno laboral, Alonso se encargó de vestir y de prepararle el desayuno a la niña y algo para comer en torno al mediodía, cuando llegaba la media hora de recreo en el patio del colegio. Durante el trayecto de ida al centro escolar, Marina, que viajaba en el asiento trasero del vehículo, le preguntó a su padre:

—Papá, ¿tú eres un hombre triste?

—¿Cómo dices, hija? Pero, vamos a ver, ¿acaso tú sabes lo que es la tristeza?

…continuará…

4 comentarios en «EL PSICÓLOGO DEL MÁS ALLÁ (42) Congeniando»

  1. Quando ajudamos alguém, nós movimentamos a energia do bem, que, em algum momento da vida, retornará a nós como forma de ajuda. É um ajudando o outro, sempre.

  2. A Traves del servicio que le presta David a Alonso, quizá se dé cuenta que la familia va mas allá de la inmediata familia consanguinea terrenal..que bueno contar con un psicologo espiritual gratuito!!

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EL PSICÓLOGO DEL MÁS ALLÁ (43) ¿Qué es la tristeza?

Jue Feb 3 , 2022
—Pues son como personas a las que no les gusta nada. Por ejemplo, se quejan de todo, no les gusta lo que hacen y parece como que no quieren vivir. —Espera, espera hija —dijo Alonso un tanto alarmado—. Vamos por partes. ¿Cómo has llegado tú solita a esa conclusión? —Pues… […]

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