5 breves consejos espíritas para 2015

 

Ahora que se inicia un nuevo año, donde proseguiremos con nuestro camino de pruebas porque para eso nos hemos vinculado temporalmente a un cuerpo, resulta aconsejable trazarse una serie de recomendaciones ya que el cambio de calendario siempre es una magnífica oportunidad para realizar promesas y dibujar proyectos, pero sobre todo, para cumplirlos. De no ser así, nuestra decepción resultará grande cuando alcancemos el mes de diciembre, pues es bien sabido que el estancamiento solo genera sufrimiento.

Desde mi punto de vista, estos son los cinco consejos que pueden ayudarnos a consolidar nuestra trayectoria como almas en progreso a lo largo de 2015:

1. Al levantarte…

Nada más levantarte por la mañana y antes de que tu mente se halle completamente despejada, da gracias a Dios porque te ha permitido contemplar de nuevo la maravillosa luz del Sol y porque te ha ofrecido otra oportunidad para enfrentarte a los desafíos que la jornada te depare. Ni te imaginas la fuerza que esta sana costumbre puede darte para afrontar el día con más energía y optimismo.

2. Al acostarte…

Todas las noches, justo cuando te metas en la cama para buscar tu merecido descanso, agradece a Dios la ocasión de haber podido disfrutar de un día en el que algo habrás aprendido y en el que una nueva lección de sabiduría habrá llegado a tu pensamiento (si has prestado la suficiente atención y no te has dedicado a perder el tiempo). Recuerda por tanto el viejo adagio: “Nunca te acostarás, sin saber una cosa más”. Reflexiona y haz examen de conciencia, a fin de rectificar tus errores y consolidar tus aciertos. Por último, antes de cerrar los ojos, da las gracias al Creador por haber podido cubrir tus necesidades básicas y porque posees un techo bajo el que cobijarte. Ofrécete de este modo un descanso reparador y asegúrate de que tus sueños seansemillas fructíferas de buenas acciones.

3. Mente despierta y receptiva…

Siempre que dispongas de un rato libre, observa, estudia, lee, asimila conocimientos y cultiva tu educación. ¡Aprende de la vida! Cualquier escrito o libro bien elegido te resultará válido para este fin. Atención, no es necesario que la obra sea espírita. Aquí no tenemos ningún monopolio de la Verdad y respetamos a todas las fuentes ancestrales de sabiduría. El ser humano lleva muchos siglos sobre este planeta y ha legado a sus semejantes verdaderas joyas de la erudición. Además, recuerda que el desarrollo intelectual es una de las premisas necesarias que te permitirán saber escoger mejor, adoptar una decisión correcta en el futuro o saber qué hacer ante cada reto que se te plantee y por supuesto, avanzar en el aspecto moral. Piensa que no somos meras criaturas del reino animal que se conforman con haber satisfecho sus necesidades instintivas. A este respecto, aplica la máxima de Jesús: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4,3-4).

4. Aumenta tu dignidad…

Decía el emperador romano Tito (39-81 d.C.) que “un día sin realizar una buena acción era un día perdido”. Apliquemos a diario ese dicho y procuremos hacer felices a nuestros semejantes. Tranquilos, no hay que caer en los extremismos. No hace falta salvarle la vida a nadie (aunque algunos sí lo harían). Tampoco esta actitud consiste en completar el trabajo que a otros corresponde o en entregar la mitad de tus pertenencias al primero que te las solicite. En la mayoría de los casos, se trata tan solo de ofrecer al otro un “buenos días ¿cómo estás?” de forma educada o un sencillo y sentido “muy bien, te escucho”. Una buena frase, una mirada afectuosa o un simple abrazo, pesan más que un cofre repleto de lingotes de oro y desde luego, pueden servir de consuelo al alma más afligida. De veras, ¿estás dispuesto a realizar 365 pequeñas buenas acciones durante el 2015? ¿Acaso has olvidado una de las más célebres citas del Codificador de Lyon? Recuerda: “Nuestra felicidad será naturalmente proporcional al grado de felicidad que causemos en los otros”. Una observación: no se trata de hacer mucho hoy y descuidar el resto de jornadas cayendo en la apatía. La constancia es la llave del éxito. Por tanto, la suma de detalles puede elevarnos mucho por el escarpado sendero de la montaña y permitirnos contemplar nuestra actuación desde otra visión más elevada, allá cuando toque festejar de nuevo la Navidad dentro de un año. ¿Deseas contemplar el valle a ras de tierra como en el pasado o te has trazado la meta de apreciar el paisaje alzando un poco tu perspectiva? De esta manera, te asegurarás de haber consolidado un buen avance en tu desarrollo ético.

5. Habla hacia fuera y escucha hacia dentro…

Por último, establezcamos canales de comunicación. En esta era globalizada en la que vivimos de anuncios, palabras e intercambio de mensajes, yo me pregunto: ¿Por qué limitarnos tan solo al trato con otras criaturas físicas como nosotros? Como es obvio, no me estoy refiriendo al abuso ni tampoco a las comunicaciones con fines adulterados o ilegítimos. Cualquiera que haya estudiado mínimamente este asunto, sabrá que la ley de afinidad es la que rige nuestras relaciones con los hermanos que se encuentran en el otro lado. Esto significa que atraemos a aquellos espíritus que vibran en la misma sintonía que nosotros. Tal y como ocurre en el plano material, ¿verdad? Hemos prometido antes que íbamos a cultivar nuestra sabiduría y que para rematar de modo feliz nuestro trabajo, nos íbamos a comprometer con la aplicación de los buenos preceptos aprendidos. Si de verdad nos percibimos un poco mejor a cada día que transcurra, nos iremos dando cuenta de cómo las figuras “invisibles” que se acercan a nosotros son también cada vez más eminentes. Qué mejor cosa que abrir nuestros canales a esos nobles seres que nos van a acompañar y que se van a alegrar enormemente de nuestro cambio favorable. Llamémosle oración, meditación o concentración, el término es lo de menos porque para ellos, el pensamiento lo es todo. Lo esencial de este proceso es abrir el corazón a su grata presencia, decirle lo que nos ocurre, compartir con ellos nuestros problemas, nuestras inquietudes, para luego, con calma, saber distinguir sus respuestas en el eco de nuestras conciencias. Abramos puertas en vez de echar cerrojos, derribemos murallas en vez de atrincherarnos en esa torre de marfil que constituye la suma del egoísmo y del orgullo. Siempre en mente, nuestro más afectuoso agradecimiento a esas almas que bien nos quieren y que velan por nosotros. Que nuestra vanidad no logre acallar la dulce voz de sus rectos consejos.

Si cada uno de nosotros, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, damos cada jornada un pequeño paso hacia delante, al terminar el año y mirar hacia atrás, un gran regocijo se apoderará de nuestro interior, al constatar el largo trecho recorrido. Uno, dos, tres, cien, mil, millones de pasos en este sentido y el mundo entero se habrá acercado algo más hacia el brillo de las fronteras de la regeneración, esa luz esperanzadora que desea penetrar por las rendijas del grueso portón que nos separa de la Verdad y del bien, que son lo mismo y que se deja atisbar con más fuerza con cada uno de nuestros pequeños actos de amor.

¡Que Dios nos bendiga a todos y que permanezcamos en grata compañía espiritual! ¡Feliz 2015 y a trabajar duro, pues jamás se obtuvo recompensa sin esfuerzo! Solo así podremos reír con entusiasmo cuando la fiesta de la Navidad llame de nuevo a las puertas de nuestra conciencia preguntando por lo que hemos hecho en los últimos doce meses. Será nuestro mejor colofón a una temporada de trabajo disciplinado en pos de la evolución, nuestro más preciado tesoro.

José Manuel Fernández

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